Hay cada vez más personas que, en un intento por llevar una vida lo más sana y saludable posible, se apartan por completo del alcohol. Dejan de beber combinados, cerveza o incluso vino, a pesar de que estas bebidas también tienen sus beneficios. Siempre tomadas con moderación y sin pasarnos, el alcohol no tiene porqué ser tan negativo. De hecho, puede servir para aligerar la digestión, para transmitirnos incluso vitaminas y minerales, como ocurre con el vino, por ejemplo. Sin embargo, el alcohol siempre ha tenido muy mala fama, o más bien, ha sido visto como una especie de detonador social. Y no es para tomárselo a broma, pero tampoco para intentar prohibirlo, como ya se intentó en algún que otro momento, con desastrosas consecuencias. Nadie nos obliga a beber alcohol. Es una decisión propia que, tomada con moderación, solo nos afecta a nosotros, y a nadie más.
Existen muchas formas de disfrutar de las bebidas espirituosas, desde las más sencillas, como la cerveza o el whiksy solo, hasta los sofisticados cócteles. Estos combinados se han convertido ya en todo un reclamo para muchos bares y pubs, que atraen a la clientela con buenos precios, pero sobre todo, con buenos cócteles. La manera de crear nuevas mezclas, en su punto perfecto, y servirlas de una forma espectacular es ya todo un arte que va más allá de la simple hostelería. Seguro que habrás visto alguna vez esos campeonatos de cócteles que se celebran habitualmente, para premiar no solo las creación más originales, sino también a los mejores mezcladores. Hay camareros que se han especializado en realizar este tipo de cócteles, porque son capaces de atraer por sí mismos a mucha clientela. Y claro, no son bebidas precisamente baratas, así que el cliente siempre busca la mayor calidad posible. Un buen cóctel es la mejor forma de empezar una noche mágica, en la que todo puede pasar. Un cóctel puede ser la forma más sutil y elegante de conocer a una chica en una discoteca, con una invitación que puede llevar a mucho más.