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Pastel de arroz: receta rápida y sencilla

Los postres son una parte imprescindible de la gastronomía de cualquier región, una deliciosa recompensa para los sentidos de aquellos que disfrutan realmente con la comida, especialmente con lo dulce, ya que esa combinación de platos más bien salados o ácidos y un postre con un punto dulzón para terminar la comida será el broche de oro perfecto para cualquier sobremesa. Habitualmente, la gente suele comer un postre sencillo, como una pieza de fruta o un yogur, por ejemplo, y no siempre tiene porqué ser dulce. Sin embargo, cuando salimos a cenar o sobre todo almorzar, momento en el que los postres entran mucho mejor de cara a la tarde, la carta de estos platos especiales sí que llama mucho más la atención en bares y restaurantes. Algunos esperan un poco para tomarse el dulce con el café, en la merienda. Sin embargo, hay platos que no se pueden dejar escapar si los vemos en una carta, como el pastel de arroz.

Alejándose de los típicos postres de chocolate o frutas, el pastel de arroz se ha convertido por derecho propio en un plato imprescindible en muchas regiones tanto ibéricas como internacionales. Es una receta sencilla de preparar y no tiene demasiado que ver con el propio arroz con leche, otro postre exquisito que sin duda suele hacerle sombra, por la gran popularidad que ha conseguido. El pastel de arroz tiene identidad propia y se ha colocado como una de las alternativas más especiales a la hora de probar algo diferente en el postre, una forma de sorprender a nuestros invitados con una receta distinta que es probable que no hayan probado antes, sobre todo si estamos en una región donde este tipo de postre no es tan popular. Nosotros te vamos a dejar aquí las claves para preparar el mejor pastel de arroz que puedas imaginar, siempre dejando un poco a la imaginación para que tú puedas darle tu toque personal a un plato que seguro que te encantará.

Tipos de pastel de arroz

Al ser una receta sencilla, los cambios que uno puede realizar en el pastel de arroz vienen dados por gustos totalmente personales, o por la forma en la que se prepara en cada lugar. Así, podemos aventurarnos a destacar el pastel de arroz vasco, seguramente la variedad más popular de este postre en nuestro país, ensalzada por los propios bilbaínos como una receta autóctona de la zona. Sin embargo, también encontramos pastel de arroz en muchas otras regiones de España, como Murcia o Valencia, e incluso en países más allá del Atlántico, como Colombia y Venezuela, donde se prepara con algunos ingredientes especiales de la zona para darle aún más sabor. Nosotros nos vamos a centrar en la receta vasca, la más común en nuestro país.

Ingredientes necesarios

Para preparar el pastel de arroz necesitamos unos pocos ingredientes, muy fáciles de conseguir. Lo primero, medio litro de leche, que debemos dejar a temperatura ambiente o un poco tibia. Necesitaremos también 100 gramos de azúcar, 3 o 4 huevos (dependiendo de la textura que queramos darle al pastel) y 100 gramos de mantequilla, que se debe dejar también en temperatura ambiente durante una hora más o menos, para que se derrita un poco. El otro ingrediente imprescindible es la harina de arroz, que es la parte que le dará nombre a este postre. Efectivamente, el pastel de arroz no lleva “arroz” como tal, sino harina de este tipo, unos 100 gramos para ser exactos, que dotarán de fuerza y un sabor especial al pastel. Podemos aromatizarlo al gusto con media cucharada de vainilla y un poco de rayadura de limón, aunque eso ya será al gusto del consumidor.

Elaboración del pastel de arroz

Salvando la propia harina de arroz, que además puede cambiarse por harina de trigo (aunque entonces estaríamos siendo un poco traidores con el propio nombre del pastel), los demás ingredientes de esta receta son muy fáciles de conseguir. Igualmente, la harina de arroz se puede encontrar en grandes almacenas y tiendas especializadas, así que tampoco nos costará tanto dar con ella. Poniéndonos ya manos a la obra, lo primero que debemos hacer es encender el horno para precalentarlo, a unos 180 grados, y preparar un molde que nos sirva para meterlo en el propio horno. Por otra parte, vamos a verter la leche en un cazo, con la vainilla y el limón, si hemos decidido añadirlos. La dejamos al fuego y esperamos a que empiece a humear. Apagaremos entonces el fuego y añadiremos la mantequilla. Mientras tanto, colaremos la harina de arroz para que quede bien suelta y perfecta para preparar la receta.

En otro recipiente echaremos los huevos junto al azúcar y comenzaremos a batir. Poco a poco iremos añadiendo cucharadas de la harina de arroz previamente colada, hasta que esté toda mezclada con los huevos y el azúcar. Batiremos hasta lograr una masa homogénea, que luego será completada con la leche y la mantequilla que hemos ido derritiendo en el primer cazo. Seguiremos batiendo hasta que la masa vuelva a estar totalmente homogénea, como una crema. Hay gente a la que le gusta que esta masa quede más líquida y otros la prefieren más espesa. Cuando la tengas a tu gusto, solo te queda verter la masa en el molde preparado y meterla al horno, a media altura y a 180 grados. Normalmente, el pastel tarda en subir unos treinta o cuarenta minutos, pero lo mejor es ir revisando para ver cuándo la parte de arriba se dora. Cuando esté listo, se saca y se deja enfriar durante un tiempo. El pastel se puede servir tibio o incluso frío.

Con qué acompañar el pastel de arroz

El sabor de este pastel de arroz es muy especial, siempre tirando al dulce, y también dependiendo de la cantidad de azúcar que hayamos añadido previamente a la receta, por supuesto. Lo habitual es que estos pasteles se acompañen de un café o una bebida caliente, como cualquier otro postre después de una buena comida, aunque hay algunos que lo toman incluso con vino, como si fuera una tapa. El pastel de arroz también se puede comer solo, por porciones, como un bizcocho para merendar o para tomar entre horas. Es el contrapunto perfecto para una larga comida de carne asada, por ejemplo, o incluso para un plato de pescado con una buena guarnición. Por eso siempre hay que dejar un hueco para el postre.